Sumergiéndonos (virtualmente) en la gestión de residuos sólidos en Tonosí ¿qué encontramos?

31 de Marzo de 2021

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A inicios de diciembre 2020, como miembros del recién creado Laboratorio de Aceleración de PNUD, hicimos las maletas y activamos nuestra modalidad “rápida y curiosa” para sumergirnos en el mundo de la gestión de residuos sólidos (GRS) en Azuero. Emprendimos nuestra travesía con el equipo del Proyecto Azuero Sostenible que lidera el Ministerio de Ambiente, los municipios de Pocrí, Pedasí y Tonosí, con apoyo del PNUD. Llegamos con una primera pregunta en la mente: ¿Cómo es el sistema de GRS en el sur de Azuero?

Antes de continuar, hay algo que deben saber: en lugar de buscar unicornios, soluciones mágicas y ganadores de concursos, el Laboratorio de Aceleración busca crear ciclos de aprendizaje para desarrollar inteligencia colectiva y accionable, apostando por las innovaciones de base y acelerando aprendizajes sobre qué funciona y qué no para un desarrollo sostenible a través de la experimentación.

Les cuento poco más sobre nuestra historia

Nuestro primer ciclo de aprendizaje tuvo un gran comienzo. Nos invitaron a participar en el primer taller organizado por Azuero Sostenible para crear una Red de Mujeres en Pocrí, Pedasí y Tonosí. Esta experiencia se convirtió en una fuente de inspiración y sabiduría de la mano de mujeres extraordinarias que tienen un conocimiento profundo sobre los cambios ambientales que enfrentan sus comunidades.

Llegamos para mojarnos los pies por primera vez y nos fuimos con nuestro equipaje y nuestras mentes empapadas de conocimientos; aprendimos sin la menor duda que la GRS es un problema perverso para Azuero.

Primera reunión de la Red de Mujeres en Tonosí, Azuero

Si quieres hacer reír a las diosas, cuéntales tus planes

Nuestro plan era regresar en enero de 2021 e indagar en campo con mayor profundidad sobre las dinámicas del sistema de GRS de la península de Azuero. Estábamos listos para continuar nuestro trabajo cuando, repentinamente, nos azotó la manifestación de otro problema perverso: la pandemia de Coronavirus. A lo largo de enero de 2021, el gobierno panameño restableció las medidas de confinamiento total por causa del resurgimiento de casos de COVID-19 en todo el país, así que tuvimos que cambiar nuestros planes. Como dice el refrán: “si la vida te da limones, has limonada” y eso fue justo lo que hicimos.

Asumir el mundo virtual y la incertidumbre

Ignorando hasta cuándo iban a durar las medidas, decidimos abrazar la incertidumbre y continuar nuestro proceso de aprendizaje de forma remota. Emprendimos nuestro viaje virtual en febrero junto a la Escuela de Antropología y el Centro de Investigaciones Antropológicas de la Universidad de Panamá, Azuero Sostenible y la Red de Mujeres.

A pesar de las dificultades, llevamos a cabo 27 entrevistas en profundidad con actores clave del gobierno, organizaciones de la sociedad civil (OSC), organizaciones no gubernamentales (ONG), negocios y profesionales del ámbito académico. WhatsApp se convirtió en uno de nuestros mejores aliados, así como los mensajes de audio y las tradicionales llamadas telefónicas, para formular la pregunta: ¿Cómo funciona la GRS a nivel municipal?

Sumergiéndonos (virtualmente) en Tonosí

Encontramos que lo que convierte a Tonosí en una zona de inmensa belleza es precisamente lo que complica el manejo de los residuos sólidos: con más de 10.000 habitantes y 11 corregimientos, es el municipio más grande en territorio de la provincia de Los Santos. Siendo una zona de increíbles contrastes paisajísticos: desde los manglares y las playas hasta las montañas, pasando por las tierras de cultivo, nos preguntamos: ¿Cómo gestiona los residuos sólidos el municipio de Tonosí?

Vista panorámica del centro de Tonosí

Sin duda, es una tarea compleja. Según los datos de la Autoridad de Aseo (2015), Tonosí genera —en promedio— 11 toneladas de residuos a diario y solo cuenta con dos camiones de basura para todo el distrito. Además, los costos de combustible y mantenimiento de los vehículos son elevados. Por ello, el servicio de recolección solo opera en Tonosí (centro), usualmente 2 o 3 veces por semana.

Ciudadanos y negocios pagan el mismo monto por el servicio de recolección de residuos al municipio (dos dólares al mes). En contraste, una vivienda que genera una o dos bolsas de basura a la semana paga lo mismo que un comercio que puede llenar un camión de basura en una sola parada.

Además, solo los comercios y unos 20 hogares pagan esta tasa en el centro de Tonosí y casi nadie a las afueras. El municipio no cuenta con un sistema de recaudación efectivo fuera del centro y las personas tienen que viajar hasta la alcaldía para pagar esta la tasa personalmente. 

Vista panorámica del vertedero municipal de Tonosí

El vertedero municipal no está cercado y recibe todo tipo de residuos, sin separación en la fuente ni tratamiento previo, incluso residuos hospitalarios peligrosos o cadáveres de caballos y vacas, todo se puede desechar allí gratuitamente. Si bien durante la semana está vigilado por un guardia municipal, los fines de semana no hay vigilancia en el vertedero.

No se pesan los residuos ni existe infraestructura alguna para clasificarlos o proteger los suelos de líquidos contaminantes que penetran la tierra y pueden llegar a cuerpos de agua subterráneos o superficiales, e incluso pueden llegar al mar.

Por todo lo dicho anteriormente, el servicio municipal de gestión de residuos tiene muchas limitaciones, no puede cubrir sus propios costos y está subsidiado en gran medida por el gobierno central de Panamá.

¿Qué sucede cuando no existe un sistema de recolección de residuos?

Las comunidades hacen uso de sus propios métodos de gestión y eliminación de residuos. ¿Cuál es la práctica más común en las afueras del centro de Tonosí? La quema. Esta práctica está tan extendida que el municipio ha emitido un decreto: los residentes solo pueden quemar residuos el 15 y el 30 de cada mes, pero en las comunidades lo hacen con más frecuencia.

Al revisar literatura sobre la GRS en la península de Azuero, Tonosí salta a la vista en la región: en seis de cada 10 hogares se quema la basura (INEC, 2010). Nos preguntamos el motivo. Al conversar con actores clave, algunos comentaron que esto se debe a prácticas agrícolas comúnmente adoptadas por la población, tales como la roza y la quema, mientras que otros afirmaron que es el resultado de la “falta de cultura”. 

Por otro lado, en la zona montañosa de Altos de Güera y La Tronosa, donde la quema de residuos es muy común, hay otros puntos de vista al respecto. La falta de acceso a un sistema de recolección de residuos y su ubicación a más de 50 km del centro de Tonosí hacen que la quema sea la manera más práctica de deshacerse de los residuos.

En este sentido, si bien la quema de residuos está asociada a factores históricos, socioculturales y económicos relacionados con la producción agropecuaria, también representa necesidades insatisfechas con respecto al servicio de recolección y otras opciones alternativas como el compostaje.

Otras prácticas que encontramos en este este proceso de aprendizaje

En comunidades como Guánico y El Bebedero, las juntas comunales costean la recolección de residuos con frecuencias definidas, usualmente cada 15 días. Pero esta no es una práctica extendida. Otras juntas comunales costean la recolección de residuos cuando se organizan jornadas de limpieza en la comunidad o cuando los ciudadanos lo exigen.

Esto nos lleva a preguntarnos: si no lo hace el gobierno local, ¿quién recoge la basura en las comunidades?

Durante las entrevistas, algunos actores se refirieron a personas que prestan un “servicio privado”. Estas son descritas como personas de la propia comunidad o comunidades vecinas que cuentan con vehículos ‘pick-up’ y cobran entre $0.50 y $1.00 por bolsa de basura o son contratadas por gobiernos locales.

Los dueños de los restaurantes y hoteles del pueblo turístico de Guánico también mencionaron que contratan a un servicio privado de recolección para sus establecimientos, por el que pagan unos $15 a la semana. Otros comercios trasladan sus desperdicios directamente al vertedero municipal.

Actores invisibilizados: los recicladores y las recicladoras de base

Los miembros menos conocidos de la cadena de GRS son los recicladores y las recicladoras de base informales. Muchos de los actores entrevistados los han visto, es decir, saben de su existencia, pero poco más. “Sí, sé quiénes son, recogen hierro, cobre y aluminio. Creo que lo hacen por necesidad”.

En todo caso, su rol fue reconocido como algo positivo para la comunidad ya que no llevan la basura a los vertederos sino a las empresas de reciclaje, las cuales están — aproximadamente — a más de 100km de distancia. No hemos logrado identificar que exista alguna colaboración entre estas personas, el municipio, las juntas comunales y las iniciativas comunitarias. Todavía nos queda mucho por comprender sobre las personas que ejercen este tipo de trabajo informal.

Acción colectiva de las comunidades

“Si nosotros no cuidamos nuestras comunidades, nadie lo va a hacer por nosotros”, afirma Zenaida, una lideresa ambiental. En las comunidades turísticas de Búcaro, Guánico y Cambutal existen verdaderas defensoras del medio ambiente que movilizan con fuerza a la juventud, los negocios locales, las ONG y las instituciones gubernamentales para organizar campañas de limpieza de playas y actividades de protección ambiental, e intentar establecer una señalización adecuada para facilitar la eliminación de residuos.

Los maestros y maestras también son excelentes movilizadores; nos hablaron sobre los huertos escolares en los que utilizan compostaje comunitario y organizan actividades de separación y reciclaje de residuos. Pero esto tiene sus dificultades. La mayoría de estas iniciativas se quedan en el camino por la falta de transporte a las empresas de reciclaje. “Comenzamos a separar material reciclable y llenamos un aula entera de latas y envases de plástico y vidrio, pero no conseguimos que alguien viniera a recogerlos”, lamentó una de las maestras.

Fuera de las escuelas, los grupos ambientalistas comunitarios y los patios de los habitantes exhiben grandes dosis de creatividad. Desde decoraciones colgantes hechas de plástico reciclado hasta lavadoras convertidas en contenedores de basura, podemos ver cómo las personas muestran resiliencia y voluntad para ocuparse de los residuos sólidos. Cabe destacar que la mayoría de las personas que lideran estos esfuerzos son mujeres, lo cual nos hace reflexionar sobre los roles tradicionales de género y el cómo la labor de cuidado en el hogar se extiende al entorno comunitario y al ambiente.

En un sentido más amplio, las redes de actores a nivel regional como ReciMetal, ProEco Azuero, CIMA Pedasí, TortuAgro y el Movimiento Nacional de Recicladores cuentan con la capacidad de conectar los actores comunitarios con redes regionales y nacionales para así expandir y fortalecer las acciones colectivas de abajo arriba.

Agroquímicos: no son residuos sólidos, pero si una preocupación latente

Cuando preguntamos sobre los residuos sólidos, un aspecto mencionado por personas entrevistadas es su preocupación por la disposición de agroquímicos (y sus envases) en cuerpos de agua. La mayoría de los actores enfatizaron que la agricultura es la actividad más importante de la región, así que es fundamental abordar este problema ya que estos residuos afectan al medioambiente y a la salud y el bienestar de las personas.

Este tema también se ha discutido en espacios de participación tales como el consejo municipal y el Comité de Cuenca del Río Tonosí, en los que hay un gran interés por generar pruebas sobre los niveles de contaminación en los ríos por causa del uso de agroquímicos.

Conocimientos adquiridos en nuestro recorrido

Entre las experiencias de campo y el mundo virtual, hemos establecido conexiones y logrado un mejor entendimiento de lo que está sucediendo con los residuos en Tonosí y sur de Azuero. Sin duda nos queda mucho por aprender en esta exploración, pero hasta el momento hemos observado lo siguiente:

  1. Solo 22 residentes están pagando el impuesto municipal de residuos; por lo tanto, es clave explorar las percepciones de la ciudadanía sobre los residuos y el servicio municipal de gestión de residuos para informar áreas de mejora.
  2. Existen brechas de información en el sistema municipal de GRS que deben ser exploradas para identificar áreas de apalancamiento que puedan hacer el servicio más eficiente, sin hacer grandes inversiones.
  3. Los recolectores y las recolectoras de basura informales son un actor inusual que no parece formar parte de los procesos de toma de decisiones. Es necesario abrir espacios de participación para escuchar sus voces e inquietudes, y conseguir que la GRS sea más justa, inclusiva y resiliente.
  4. La quema de basura es mucho más que un patrón sociocultural; también es un problema estructural en el que la ausencia de opciones de compostaje, los costos económicos de la recolección y el transporte de residuos juegan un papel importante.
  5. Si bien algunas escuelas y grupos ambientalistas han estado motivados para llevar a cabo el compostaje de residuos orgánicos, a menudo estas intervenciones no han tenido seguimiento. Como resultado, los esfuerzos han sido efímeros. Explorar vínculos entre estas iniciativas y los sistemas alimentarios locales es una alternativa a considerar.
  6. El uso de agroquímicos es una preocupación latente para la mayoría de los actores involucrados. Es preciso seguir explorando en qué medida la contaminación que produce esta práctica está afectando a las personas y cuerpos de agua en Tonosí.
  7. Con respecto a la separación y el reciclaje, el costo del transporte y/o la recolección de estos residuos es muy elevado tanto para las empresas de reciclaje como para las comunidades. Es necesario explorar más a fondo cómo se puede generar una cadena de valor a partir de estas actividades.
  8. La fuerza de la acción colectiva puede generar oportunidades de GRS transformadoras de abajo hacia arriba. Los puntos presentados anteriormente son partes de un sistema en el que nadie solo puede "resolver". Este reto requiere de un esfuerzo colectivo; requiere de nuestra inteligencia colectiva.

Tras llevar a cabo las entrevistas virtuales, me sumergí en Tonosí durante tres semanas para investigar más sobre las dinámicas de estos sistemas, caminar con los miembros de la comunidad y observar los problemas a través de su mirada, y participar en el segundo taller de la Red de Mujeres, pero eso ya es otra historia, otra entrada del blog que está por venir. 

Próximamente…

El mes que viene, el equipo del Laboratorio de Aceleración hará una visita de campo para utilizar la fuerza de la inteligencia colectiva junto a las personas que nos han inspirado y han sido parte de este viaje... ¡y otras más que se están uniendo!

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