Todos ganamos cuando las mujeres ocupan mejores puestos en los negocios

7 de Marzo de 2018

El costo de no permitir que las mujeres contribuyan de la misma manera que los hombres es demasiado grande, no solo para las empresas.

Por: Richard Barathe

Director del Centro Regional del PNUD para América Latina y el Caribe

El papel de la mujer en el lugar de trabajo está en el centro de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Aunque se celebró por primera vez como una manifestación de trabajadoras en Nueva York en 1857, fue el asesinato de casi 150 jóvenes trabajadoras en una fábrica clandestina, consumidas en un incendio masivo en tan solo 20 minutos, que marcó la celebración moderna del Día Internacional de la Mujer, en Triangle Shirtwaist Factory de Nueva York el 25 de marzo de 1911.

Más de un siglo después, a pesar de los grandes progresos realizados, la tragedia aún nos recuerda el papel esencial de las mujeres en el lugar de trabajo y la necesidad urgente de proteger los derechos de las mujeres, que son derechos humanos.

Una mirada rápida a la situación de las mujeres en el lugar de trabajo en América Latina y el Caribe, la región que cubro como Director del Centro Regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) muestra que las mujeres realizan el 75% del trabajo doméstico no remunerado, unas en tres no generan ningún ingreso, y el 54% trabaja en contextos informales, con ingresos inestables y poca protección social. Estamos privando a las empresas, así como a la sociedad en general, de su talento y contribución financiera a la economía familiar y la de sus comunidades y países.

Dado que las mujeres constituyen la mitad de la población de nuestra región, tendría sentido que tuvieran una representación similar en los diferentes sectores de la sociedad. No es solo una cuestión de derechos, sino también una movida inteligente, porque una representación igualitaria genera mayores beneficios tanto para hombres como para mujeres, social y económicamente.

Con esto en mente, la semana pasada me uní a más de 500 mujeres y hombres, incluidos líderes empresariales, representantes gubernamentales y sindicales, de 38 países en cinco continentes que se comprometieron a promover la igualdad de género en el lugar de trabajo. Se unieron al Llamado a la Acción de Chile para impulsar los roles de las mujeres en los negocios durante el Cuarto Foro Global de Empresas para la Igualdad de Género, una iniciativa conjunta del Gobierno de Chile y el PNUD, en asociación con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y ONU Mujeres. que tuvo lugar del 27 al 28 de febrero en Santiago.

La reunión en Chile destacó que tenemos una oportunidad extraordinaria para promover el papel de la mujer en las esferas social, política y económica. Esto es esencial si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), una serie de objetivos globales que incluyen la erradicación de la pobreza en todas sus formas, la promoción del crecimiento equitativo y el logro de una educación de calidad para todos, dentro de los próximos 12 años. Los ODS están fuertemente interconectados y la igualdad de género juega un papel crucial para alcanzarlos.

Las empresas deben intensificar y tomar medidas concretas para que esto suceda, y no hay tiempo que perder. La igualdad de género en la fuerza laboral podría sumar hasta 28 billones de dólares a la economía mundial para 2025, según un informe del McKinsey Global Institute. Además, las empresas diversas son más innovadoras; y las empresas innovadoras son más diversas. Ambos factores impulsan el crecimiento, según un estudio reciente de Harvard Business Review.

Además, estudios recientes revelan que una mayor participación de las mujeres en las juntas directivas de la empresa conduce a mejores resultados financieros, así como a niveles más altos de filantropía corporativa. No obstante, las mujeres ocupan menos del 5% de los puestos de CEO en compañías S&P 500 y menos del 20% de las juntas directivas.

Las cifras no son mejores para América Latina, donde, según la OIT, las mujeres representan solo el 4,2% de los puestos directivos ejecutivos entre las 1.269 empresas que cotizan en bolsa. Además, casi la mitad de las juntas ejecutivas en la región están compuestas exclusivamente por hombres y en promedio, solo el 8,5% de sus miembros son mujeres.

Tanto en los países ricos como en los pobres, las mujeres soportan una carga desproporcionada de trabajo de cuidado no remunerado, que les priva de oportunidades para obtener ingresos, iniciar sus propios negocios y participar en la vida pública, al privar las economías de sus talentos y contribuciones. 

Según el último Informe Mundial sobre la Brecha de Género del Foro Económico Mundial, se estima que, con las tasas actuales de progreso, tomará más de 220 años para cerrar esta brecha de género y lograr la participación equitativa en la fuerza de trabajo.

No podemos esperar más.

Para ayudar a los países a tomar acciones concretas, durante la última década, el PNUD ha apoyado a socios en 17 países de América Latina y el Caribe, África, Asia y Eurasia para certificar empresas públicas y privadas que cumplan con los objetivos de igualdad de género.

Mediante la iniciativa "Sello de Igualdad de Género", las empresas certificadas se comprometieron a eliminar las diferencias salariales entre hombres y mujeres, aumentar el número de mujeres en puestos de toma de decisiones, mejorar el equilibrio entre la vida laboral y personal, erradicar el acoso sexual en el lugar de trabajo y aumentar la participación industrias tradicionales.

Líderes empresariales de varios países, reunidos en Chile la semana pasada, detallaron cómo ya están cosechando beneficios de su impulso para impulsar los roles de las mujeres en sus empresas. Por ejemplo, en Chile, la empresa estatal de cobre Codelco, a través de la iniciativa Sello de Género, han estado promoviendo grupos mixtos de hombres y mujeres en esta industria tradicionalmente masculina, lo que resulta en una mayor productividad.

Del mismo modo, el Banco Nacional de Costa Rica aumentó la representación de las mujeres en los puestos de toma de decisión a través de un programa de liderazgo que permitió a 70 mujeres asumir puestos gerenciales. En la misma línea, Scotiabank de Canadá identificó empleados potenciales para un "Banco de Talentos" ofreciendo programas de mentoría para mejorar el acceso de las mujeres a puestos de alto nivel.

Si bien el empoderamiento de mujeres y niñas es clave para lograr el desarrollo sostenible, el Día Internacional de la Mujer todavía nos recuerda que el prejuicio de género sigue siendo un obstáculo significativo para el progreso global. Todavía hoy, este prejuicio es particularmente agudo en el lugar de trabajo.

Tenemos una oportunidad a la mano. Y debe ser aprovechada. El costo de no permitir que las mujeres contribuyan de la misma manera que los hombres es demasiado grande, no solo para las empresas, sino para la sociedad en general. Las empresas, tanto públicas como privadas, pueden ser los principales impulsores del crecimiento sostenible, desempeñando un papel clave para reducir las desigualdades y no dejar a nadie atrás.