Debido a su exclusión histórica, los pueblos indígenas de Panamá viven en zonas rurales con deficientes servicios básicos, desigualdad y marginación, lo que ocasionó movilizaciones, levantamientos y conflictos.

En los primeros meses del 2012 se inicia un proceso de diálogo entre el Estado panameño y  los representantes de los pueblos Ngäbe y Buglé, con la mediación de la iglesia Católica y la facilitación de la ONU, a raíz de la adopción de leyes que afectaban los derechos e intereses de los pueblos indígenas de Panamá.

El resultado más significativo de este proceso de diálogo fue la adopción del acuerdo político del 15 de marzo del 2012 donde se establece: “Conformar una mesa nacional para la elaboración, estudio y diseño de un plan de desarrollo integral para los pueblos originarios de la república de Panamá”.

El presente documento es la sistematización del proceso de elaboración de dicho plan, que incluyó 94 consultas en todos los territorios indígenas y cuyo principio estuvo basado en la búsqueda de consenso para la toma de decisiones y la participación activa de los representantes de los 12 consejos y congresos generales indígenas en conjunto con las autoridades del Ministerio de Gobierno de Panamá.